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Monte Quemado
domingo, diciembre 7, 2025
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Monte Quemado – La violencia contra la educación: un llamado urgente a la reflexión colectiva

Los lamentables hechos de vandalismo, reiterados, ocurridos en la Escuela N°421 de Monte Quemado no solo dañan paredes, mobiliario o bienes materiales. Son heridas profundas al alma de una comunidad que apuesta por la educación como motor de transformación y futuro. Romper una ventana, destrozar una puerta o dejar mensajes de odio en los muros de una escuela es un acto que trasciende el delito: es un golpe simbólico contra el derecho a aprender, a crecer y a soñar.

Una escuela no es solo un edificio: es un refugio para la infancia, un espacio donde se tejen lazos, donde se siembran valores, donde se forma ciudadanía. Por eso, estos actos no deben ser leídos como simples travesuras o hechos aislados. Son síntomas de una sociedad herida, que necesita urgentemente dialogar sobre el respeto, la pertenencia y el rol de cada uno en el cuidado de lo común.

La responsabilidad es compartida. Las instituciones deben redoblar esfuerzos en prevención y acompañamiento. Las familias, reforzar desde casa el valor de la escuela. Los medios, informar sin sensacionalismo y ayudar a construir conciencia. Y como ciudadanos, debemos dejar de mirar para otro lado y asumir que el deterioro del tejido social nos alcanza a todos.

En Monte Quemado la comunidad educativa de la Esc. 421 es una comunidad que ha sabido levantarse muchas veces. Esta vez no será la excepción. Pero que este hecho sirva como punto de inflexión. Que la indignación no se agote en redes sociales, sino que se transforme en acciones concretas para fortalecer el compromiso con nuestras escuelas, con nuestros niños y con nuestro futuro.

Porque defender una escuela es defender el alma misma de nuestro pueblo.

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Los lamentables hechos de vandalismo, reiterados, ocurridos en la Escuela N°421 de Monte Quemado no solo dañan paredes, mobiliario o bienes materiales. Son heridas profundas al alma de una comunidad que apuesta por la educación como motor de transformación y futuro. Romper una ventana, destrozar una puerta o dejar mensajes de odio en los muros de una escuela es un acto que trasciende el delito: es un golpe simbólico contra el derecho a aprender, a crecer y a soñar.

Una escuela no es solo un edificio: es un refugio para la infancia, un espacio donde se tejen lazos, donde se siembran valores, donde se forma ciudadanía. Por eso, estos actos no deben ser leídos como simples travesuras o hechos aislados. Son síntomas de una sociedad herida, que necesita urgentemente dialogar sobre el respeto, la pertenencia y el rol de cada uno en el cuidado de lo común.

La responsabilidad es compartida. Las instituciones deben redoblar esfuerzos en prevención y acompañamiento. Las familias, reforzar desde casa el valor de la escuela. Los medios, informar sin sensacionalismo y ayudar a construir conciencia. Y como ciudadanos, debemos dejar de mirar para otro lado y asumir que el deterioro del tejido social nos alcanza a todos.

En Monte Quemado la comunidad educativa de la Esc. 421 es una comunidad que ha sabido levantarse muchas veces. Esta vez no será la excepción. Pero que este hecho sirva como punto de inflexión. Que la indignación no se agote en redes sociales, sino que se transforme en acciones concretas para fortalecer el compromiso con nuestras escuelas, con nuestros niños y con nuestro futuro.

Porque defender una escuela es defender el alma misma de nuestro pueblo.

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